Ante la pauta que marcan las potencias deportivas del país de contar un inmueble como el antes señalado, la familia deportiva del resto de las entidades, solicitaron a sus gobiernos en turnos construcciones de esas características, que luego se convirtieron en ofrecimientos de campañas políticas.
Sin embargo, hay quienes piensan en la prioridad de producir o desarrollar atletas antes que ofrecer instalaciones modernas a deportistas de alto rendimiento, una categoría que en la entidad prácticamente es ficticia. Para bien o mal en la democracia se imponen las mayorías.
Durante el tramo último del siglo pasado convirtieron al Gimnasio la Choca en supuesto Centro de Alto Rendimiento, que además de estar muy lejos de serlo padeció una inundación y fue motivo de disputas internas, particularmente en la gimnasia, hasta cerrar sus puertas en meses pretéritos por sus pésimas condiciones.
Con la pandemia el deporte sufrió y padecerá las consecuencias por mucho tiempo para reanudar sus actividades, sólo que ahora con una llamada normalidad nueva. Esta parálisis en los entrenamientos así como en competencias de fogueo y oficiales, abre la puerta para invertir más recursos en reconstrucción y nueva infraestructura y obviamente en el CAR.
El gobierno de Carlos Alberto Madrazo Becerra sin pensar si habría o no demanda de competidores construyó la Ciudad Deportiva, que hasta el día de hoy, además de icónica del deporte tabasqueño, es todavía la más importante a varios años de distancia de su construcción.
Se espera que el CAR, por las etapas que durará su construcción, sea un inmueble superior al antes citado y al final del gobierno presente esté concluido totalmente, porque Olimpia XXI se anunció como una magna obra de la administración de entonces y quedó inconclusa con una pista de atletismo mal orientada. El poder es el poder.