1.- Porque no hay un precedente nacional que registre el hecho de que un segmento representativo de los sujetos universales de la información (ciudadanos, periodistas y editores) haya podido arribar a acuerdos para iniciar proyectos en materia de derecho de acceso a la información (sobra y no sobra decir que como punto de partida no como puerto de llegada), teniendo como prioridad el interés de la nación, sobre cualquier otra finalidad. Esta tarea no fue sencilla; antes bien, sinuosa y complicada por toda una historia de desconfianzas mutuas y prejuicios recíprocos prohijados al transcurso de los años. Fue notorio, por ejemplo, que en Oaxaca los dos diarios líderes en el mercado El Imparcial y Noticias por primera vez dejaran de lado sus diferencias históricas y se sumaran a esta gran iniciativa por el país. No fue, en verdad, poca cosa. Y lo mismo podría decirse de muchos otros de los firmantes de la Declaración.
2.- Porque la participación social representa la mejor garantía de que la confección de una ley de acceso a la información pública tendrá como parámetro de referencia el ciudadano, quien es, al final de cuentas, la razón de ser de la organización del Estado. Si el conjunto de ciudadanos no defiende su derecho como mandante difícilmente alguien habrá de hacerlo. Esta inédita suma de voluntades es una saludable muestra del paso de la formal democracia representativa, que se empieza a vivir en el país, a la democracia participativa, que apenas se está incubando, y cuya propia naturaleza descansa en la organización comunitaria. 3.- Porque la propia organización de la sociedad habrá de permitir la construcción de un círculo virtuoso en donde todo mundo gane y nadie pierda: En donde no haya ganadores ni vencidos. Hay que buscar el consenso. Éste sólo se logra identificando coincidencias de mínimos. A partir del naciente espíritu de cuerpo formado en Oaxaca es posible plantear en condiciones adecuadas una eventual comisión tripartita en donde lo mismo participe el gobierno federal a través de las instancias que considere pertinente, como el Congreso a través de sus dos cámaras y, por supuesto, los sujetos universales de la información. Es deseable que haya la madurez suficiente para entender que de otra manera será muy complicado dar el primer paso normativo después de 24 años de esfuerzos infructuosos.” Hoy 10 años después - el 25 de mayo pasado en la Casa Lamm en la ciudad de México- el IFAI convocó a los miembros del Grupo Oaxaca y nos pidió cerrar filas en torno a la defensa del derecho a saber. La sensación de los miembros de la Comisión Técnica del Grupo Oaxaca: Issa Luna Pla, Roberto Rock, Luis Javier Solana, Jorge Islas, Juan Francisco Escobedo, Salvador Nava Gomar, Miguel Treviño y yo fue la de relanzar el Grupo, ahora con la finalidad de defender el derecho a saber y luchar por la rendición de cuentas. Vamos, pues, a evitar que haya regresiones para bien de todos. Esperaré la convocatoria de mi amigo Luis Javier Solana para trabajar de nuevo en García Conde.
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