El jueves pasado, el portal de diario Milenio publicó un texto y para imprimirle más dramatismo lo tituló: “¡Bienvenidos a Villahermosa! Así es un día en la nueva ciudad del miedo”, en la que el reportero Óscar Balderas nos describe una ciudad cubierta por la “ansiedad” y donde los taxistas trabajan con miedo y en donde, según el informador, a las siete de la noche se decreta un “toque de queda”, pues eso le “susurraron” en una boda a la que asistió.
El trabajo del periodista se refiere a hechos recientes, pero también hace un recuento de la violencia que ha azotado al estado desde los años 90. Recurre a una narrativa que raya en lo insólito por decirlo de manera decente.
Desde que uno comienza a leer esta especie de crónica le saltan las sospechas al lector. Balderas cuenta lo que el taxista a su vez le va contando en el trayecto del aeropuerto a un hotel del centro: “En ese puente a veces dejan colgados… allá era una casa de seguridad… en esta calle ya van tres balaceras (…) No salga de noche, si no quiere ver fantasmas”.
Para empezar, de la terminal aérea al centro de la ciudad los únicos puentes a desnivel son el de Ruiz Cortines-Avenida Universidad y el de Ruiz Cortines-Paseo Tabasco, que se ubican en lo que se considera pertenecen a ese perímetro y en ninguno de ellos han dejado cadáveres colgando, según un rastreo periodístico en internet.
Lo que si encontré fue una nota publicada por Milenio el 4 de enero de 2020 que informaba del cuerpo de un hombre que fue hallado colgado del Puente Los Monos, es decir, el que se ubica a la salida de Villahermosa a Cárdenas, pero no concuerda con el relato del reportero, pues si nos atenemos a su escrito iba del aeropuerto al centro de la ciudad.
Ese hecho ocurrió hace cinco años, de modo que resulta inverosímil esa parte de su crónica.
Su narrativa tiene más de ficción que de realidad, parece sacado más de un relato policiaco de un escritor de novela negra.
Según Balderas, “la ansiedad que cubre a la ciudad parece que se concentra en la voz trémula del conductor que apura el acelerador para recoger más pasaje y volver a su casa antes de que anochezca”.
El reportero dice que el día de su visita, nueve de enero, “Villahermosa se va a dormir con dos crímenes sin resolver, entre muchos otros: el 9 de enero fue asesinado el ex regidor Peralta Jiménez y el 11 fue tiroteado el ex director de la Agencia Estatal de Investigación de Tabasco”.
“Nadie sabe quién realmente los mató, pero todos saben que ellos dos son los más notables de una racha homicida e impune que en lo que va del año, que incluye a policías, taxistas y albañiles. Nadie se salva en la nueva ciudad del miedo”.
Si la nota se publicó el jueves 30 de enero, es decir, 21 días después de ese crimen, pudo saber que los presuntos responsables ya fueron detenidos y presentados ante un juez de control ¿Dónde quedó el rigor periodístico?
Según el periodista en cuestión, los que vistan la capital tabasqueña sólo deben permanecer aquí un día “para evitar ser extorsionados o secuestrados en nuestras habitaciones por órdenes de halcones que escudriñan a quienes llevan los mejores regalos a los salones de fiestas”.
UN CUENTO
FANTASIOSO
Nuevamente falla el reportero. No se tiene registro oficial de ningún caso de un cliente sacado por la fuerza de alguna habitación de hotel de esta ciudad y llevado a un sitio desconocido por gente armada, malandros.
Ya se sabría un hecho así de esa dimensión y la Asociación Nacional de Hoteles y Moteles, sección Tabasco, habría pegado el grito en el cielo y denunciado el caso, y exigido medidas porque eso sí sembraría el terror y ahuyentaría a los clientes.
Eso sí sería un escándalo que no podría pasar desapercibido y menos para quienes como Balderas distorsionan los hechos de violencia.
Prosigue el relato del periodista: “Como dictan las nuevas reglas no escritas de la ciudad, la ceremonia debe ser austera, de día y con prisa. De noche, salen los fantasmas que cargan armas reales como Barrett 50 y AK-47.
Y escribe lo que el novio de la boda a la que asistió supuestamente le dice:
“El toque de queda a las 19:00 horas es nuestra nueva realidad. Otras rutinas ya nos cambiaron: ahora hay que circular por la noche con las luces interiores encendidas para que no te confundan con un contrario y manejar con el GPS del celular entre las piernas, nunca en el parabrisas, para que nadie piense que los estás grabando”, me dice el novio, un treintañero que ya suma dos amigos asesinados. El miedo aquí es vital para sobrevivir”.
Vaya, ni quienes son acusados de ser voceros del crimen organizado locales se atreverían a decir semejante mentira.
Para quienes viven en otras ciudades de otros estados y leen esta narración creerán que, efectivamente, Villahermosa es la ciudad del miedo. No es ético escribir situaciones inexistentes solo para darle más dramatismo al relato periodístico y ganar audiencia lectora.
Villahermosa no es como la pintan periodistas como Óscar Balderas. Que está afectada por la inseguridad, sin duda; que es un problema serio, lo es, pero no se puede de manera irresponsable decir cosas que no son ciertas y que un medio serio y de prestigio como Milenio lo publique como si fuera una verdad irrefutable.
La ficción que describen estos informadores se estrella con la realidad. Con todo y lo que ha pasado en estos meses, la gente desarrolla con normalidad sus actividades y sale a divertirse por las noches.