LOS DE ABAJO

- La excandidata a la gubernatura del PRIAN le gusta señalar, pero no le agrada que la señalen por su historial nada envidiable

La excandidata a la gubernatura, Lorena Beaurregard de los Santos, fue a su estación radiofónica predilecta para despotricar en contra del gobierno de Javier May. Utilizó esa tribuna para lanzar diatribas a diestra y siniestra. Lo suyo no crítica sino descalificación. No presenta ningún argumento irrebatible, sino apreciaciones personales llenas de prejuicios y resentimientos.
Para ella no hay nada positivo en la gestión de May Rodríguez, pero no hay peor ciego que el que no quiere ver. Eso no opinan los campesinos, los pescadores, los estudiantes y los adultos mayores que reciben un apoyo social a partir de marzo pasado.
Seis meses es un corto tiempo para someter a juicio a una administración. La priista desacredita todas las acciones que llevaba a cabo este gobierno simplemente por llevar la contraria, por una mera estrategia política que en nada le reditúa, porque los ciudadanos de hoy no son los mismos que cuando gobernaba el PRI.
Hoy están mejor informados, más conscientes de que su situación ha mejorado mucho en comparación de cuando el PRI era gobierno. Hoy la ayuda social les llega directamente a los beneficiarios, no se queda en unas cuantas manos como sucedía en el régimen priista, al que nunca cuestionó porque ella formaba parte de ese entramado de corrupción.
Hay obras de infraestructura en marcha, programas sociales que llegan a grupos vulnerables que durante los gobiernos priistas fueron abandonados a su suerte o sólo les daba paliativos o dádivas en tiempos electorales.
Nada de eso cuenta para la señora Beaurregard. No le podemos decir que pregunte a los ciudadanos que reciben estos beneficios, capaz que los insulte como los hizo en campaña porque no apoyaron su candidatura ni respaldaron sus aspiraciones.
Ya casi se cumplirá un año de su sonora derrota del primero de junio y no ha sanado su supurante herida. Cree o piensa que sus dichos son la verdad absoluta y no admite cuestionamientos. Esa actitud solo refleja arrogancia y falta de humildad intelectual.
Llama la atención que siempre que se refiere a Javier May lo hace con desprecio, como si ella fuera un ser superior. Esa postura muestra un rasgo narcisista y, según los especialistas en la conducta humana, evidencia también una necesidad de reafirmar su superioridad intelectual para mantener su autoestima.

DEL GRANIERATO A LOS BANQUETES
La única responsabilidad administrativa que tuvo fue en el gobierno corrupto del químico Andrés Granier Melo. No hizo nada, pasó de noche por decirlo de manera decente.
Sabemos por qué fue designada secretaria Ejecutiva de la Gubernatura, por su relación con Humberto Mayans Canabal, su principal mentor político actual e instigador de Javier May, a quien intentó quitar de la alcaldía de Comalcalco y no pudo cuando era el todopoderoso secretario de Gobierno y sobornó a regidores para armarle una rebelión en el Cabildo. Se quedó frustrado El Marqués.
Desde entonces viene ese resentimiento en contra del hoy gobernador. Por eso también los ataques reiterados de la señora Beaurregard. Los dos formaron parte del gobierno más corrupto que ha tenido Tabasco.
Ninguno de los dos dijo ni pio.
No lo hicieron ni lo harán porque fueron cómplices de ese saqueo. Así que con qué autoridad moral puede esta señora lanzar puyas y denuestos en contra del gobernador, a quien le tiene un odio enfermizo.
Habla de corrupción como si ella fuera un dechado de virtudes. Sabemos que Guillermo Narváez Osorio, rector de la UJAT, le otorgó contratos a su empresa de banquetes, la cual, por cierto, mantiene en la total opacidad.
Esta contradicción entre su discurso actual y su historial erosionan su autoridad moral para señalar a otros. Eso se llama también hipocresía.
Se mofa de la formación académica del mandatario y ella tiene estudios truncos. Quiso ser enfermera y no pudo, quiso estudiar una carrera universitaria y tampoco. ¿Dónde está su superioridad intelectual?
Es como si uno se quiera burlar de ella por haber puesto en su historial profesional que fue directora de un taller de costura en el micrositio que abrió el IEPCT para que los ciudadanos conocieran su trayectoria política cuando fue candidata a la gubernatura.
No hay ninguna indignidad en ello, pero eso la señora Beuarregard no lo ve así cuando se trata de denigrar al adversario político.
Según ella, ser oposición “se ha vuelto un oficio de alto riesgo” en Tabasco, por la “acuciosidad con la que hablamos de los temas y porque hay pocas voces que hablan sobre lo que pasa y con argumentos”.
Ella ha insultado hasta el cansando al gobernador y nadie se ha metido con ella por ese motivo.
Claro, ella es una figura pública y sabe que como tal también está expuesta a la crítica, pero eso no le gusta y por eso habla se queja. El que se lleva se aguanta.