De gira por Comalcalco, el gobernador Javier May Rodríguez enfocó sus baterías contra sus adversarios políticos, que auguraban malos presagios para Tabasco en cuanto al presupuesto de 2026.
Mencionó con toda claridad su mezquindad: deseaban que le fuera mal a Tabasco para que les fuera bien a ellos, con miras a las elecciones intermedias de 2027.
Sin embargo, no se cumplieron esos malos augurios. No hubo ese “gran recorte” del que tanto advirtieron en foros y redes sociales, y que casi casi festejaban, porque pensaban que eso echaría al traste los programas sociales que benefician directamente a los que menos tienen.
Les fallaron los pronósticos a Erubiel Alonso, Rafael Acosta León y Miguel Barrueta Cambrano. Se quedaron con las ganas de ver fracasar la política social de este gobierno y la inversión en infraestructura anunciada para 2026.
Los opositores al llamado “gobierno del pueblo” se han dedicado a descalificar todo lo que diga y haga el gobernador Javier May Rodríguez. No le conceden ni un solo mérito, escamotean sus logros y magnifican temas sensibles como la inseguridad.
Es un odio enfermizo el que manifiestan sus adversarios. Poco les importa que al pueblo le vaya bien. Ellos quisieran, como dice el gobernador, que le vaya mal a la gente para que esta le retire su respaldo y puedan erigirse como los salvadores; pero cuando fueron gobierno demostraron que solo quisieron el poder para enriquecerse y darse cuenta de la buena vida.
Desde hace varias semanas, cuando aún no se discutía el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), comenzó a decir que a Tabasco le iba a ir muy mal con la integración del presupuesto del próximo año, que sufriría un “recorte brutal”, como llegó a asegurar el diputado federal del PRI, Erubiel Alonso Que.
Aquí en el estado, le hicieron segunda el dirigente estatal del PRD, Rafael Acosta León, quien se ha convertido en un fiero detractor del mandatario. Según él, el gobierno iba a un “fracaso rotundo”, el cual solo existe en su imaginación.
No hay tal fracaso; lo que hay es un esfuerzo continuo para superar el rezago en muchos rubros ocasionados por los gobiernos del PRI y del PRD, principalmente los tricolores, que han tenido administraciones corruptas y saqueadoras, como la de Andrés Granier.
Otro que dice estar muy “preocupado” por la “baja del presupuesto” es el adancista y presidente de la Mesa Directiva del Congreso local, Marcos Rosendo Medina Filigrana, para quien el incremento de casi dos por ciento no es nada y pondrá en riesgo los programas sociales, como si no supiera que el gasto social está más que asegurado porque es un mandato constitucional.
Así se las gastan estos que se dicen izquierdistas, pero que son más priistas que Alejandro Moreno Cárdenas.
Tabasco tendrá un presupuesto inicial de 57 mil 665 millones de pesos, que se incrementará con la firma de algunos convenios con el gobierno federal, los cuales se traducirán en más recursos; sumada la recaudación propia, el techo financiero llegará a los 70 mil millones de pesos.
Contrario a lo que piensa el adancista Medina Filigrana, el gobernador ha dicho que ese presupuesto le permitirá a su gobierno despegar y seguir fortaleciendo los programas sociales y la actividad productiva.
Lo ha dicho infinidad de veces: el financiamiento de los programas sociales, como Sembrando Vida, está más que asegurado, porque en su gobierno hay disciplina financiera, se ejercen los recursos con austeridad y se administran de manera responsable.
Además, lo ha dicho también: en su gobierno se combate la corrupción y todo aquel servidor público que quiera desviar recursos será sancionado; se le aplicará la ley, porque hay cero impunidad.
