En su última conferencia de prensa del año que fenece, el gobernador Javier May Rodríguez, hizo un balance de lo que fue 2025 para su administración. Aseguró que el cierre no pudo ser mejor: buenos resultados y finanzas sanas.
Cuando asumió la gubernatura en octubre 2024, le tocó administrar los tres últimos meses de ese año con un presupuesto que él no diseñó. Le dejaron apenas lo suficiente para la operatividad de su gobierno.
Si bien no recibió finanzas en bancarrota, tampoco le dejaron mucho dinero en caja. El ambiente y las circunstancias no eran las más propicios para un arranque de gobierno. Sin embargo, eso no fue pretexto para ponerse a trabajar.
El cierre de ese año sirvió para planear lo que se haría en 2025. Había heredado una serie de problemas y dificultades financieras generados por sus antecesores: Adán Augusto López Hernández y Carlos Manuel Merino Campos.
El principalmente problema era la inseguridad. El estado estaba convertido en un campo de batalla entra bandas delincuenciales que se disputaban el control de la plaza y ejercían presión al nuevo gobierno para obligarlo a negociar.
La inseguridad se paseaba por las calles de la capital y de las cabeceras y comunidades municipales donde el delito había sentado sus reales.
Al principio no le creyeron que su gobierno no iba a negociar con delincuentes. Pensaron que iba a seguir la misma complicidad que se pactó en el sexenio pasado, aunque ya no estuviera a la cabeza de la policía estatal el principal cabecilla de la organización criminal conocida como “La Barredora”. No pactó ni pactará con criminales.
El último trimestre fue complicado, difícil. Los primeros meses de 2025, también. La percepción de inseguridad mantenía a Villahermosa como la ciudad más peligrosa de México.
La presidenta Claudia Sheinbaum entendió que era necesario meter orden en Tabasco e instruyó al secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch que se encargara de esa tarea.
En marzo hubo un relanzamiento de la estrategia de seguridad y las cosas fueron cambiando poco a poco. Hubo una limpia en las áreas de seguridad, se aplicó trabajo de inteligencia para ir por objetivos prioritarios generadores de violencia.
En pocos meses la situación dio un vuelco: detenciones al por mayor, decomisos de drogas, armas y huachicol. Se empezó a limpiar la casa y hoy luce más limpia que el año pasado. La gente dejó de andar con el Jesús en la boca. Se recuperó la vida nocturna, la confianza ciudadana. La incidencia delictiva ya no es la misma de 2024.
“La realidad de Tabasco ya es muy diferente a la que recibimos cuando entramos al gobierno”, declaró el gobernador en su conferencia mañanera.
La seguridad no es lo único que ha mejorado en Tabasco. El cambio se percibe en diferentes rubros. Uno de ellos llama más la atención que otro: el bienestar de la población, principalmente la más vulnerable, se convirtió en el centro de atención del llamado “Gobierno del Pueblo”.
Si a algo está obligado un gobierno es cumplir lo que promete, aunque sabemos que en política se promete mucho y se cumple poco, principalmente en campañas electorales. Durante la suya, Javier May prometió cumplir 50 compromisos.
Ha sabido honrar su palabra. Ha cumplido lo que ha prometido. Los resultados positivos de los que habló el gobernador en su conferencia matutina se pueden medir y evaluar, y la mejor opinión la tendrá la gente, que puede decir si el mandatario es de fiar o no, si ha hecho bien su trabajo o no, si es un gobierno diferente al anterior.
"Hay finanzas sanas, se cuenta con la confianza de la gente que permitió obtener una recaudación histórica y el presupuesto alcanzó porque se ejerció de manera responsable y no se permitió la corrupción", dijo durante su intervención.
Como él dice no hay que echar las campanas al vuelo, sino refrendar “el cumplimiento de los compromisos con el pueblo de Tabasco”. Además, se mantienen firmes los principios de “no mentir, no robar y no traicionar al pueblo; por el bien de todos, primero los pobres; y que nadie se quede atrás y que nadie se quede afuera”.
Aunque hay muchos en Morena que no honran ni son consecuentes con esos principios. Todo lo contrario, han mostrado el cobre y a la primera mienten, roban y traicionan.
