• La Verdad del Sureste |
  • Lunes 01 de Diciembre de 2025

¿Y a mí qué?

Cambio de Fiscal: ¿Trámite político o mejora para tu seguridad?

Publicado el:

Francisco Enrique Pérez Hernández


Cuando eres víctima de un delito y acudes al Ministerio Público, lo último que te preguntas es cómo se llama el titular de la Fiscalía a nivel nacional. En ese momento de vulnerabilidad, lo único que te importa es que te atiendan con dignidad, que tu carpeta no se pierda y que la ley se aplique. Sin embargo, la eficiencia de esa ventanilla donde pones tu denuncia depende directamente de las decisiones que se toman en el despacho principal.

Por eso, la renuncia del Fiscal General de la República esta semana es un hecho que va más allá de la política. Es un movimiento en la pieza clave del engranaje de justicia del país.

Quizás pienses que esto solo afecta a las altas esferas, pero la realidad es distinta. ¿Y a mí qué? ¿Cómo me afecta o me beneficia este relevo?

La llegada de un nuevo perfil a la Fiscalía impacta directamente en el servicio que recibes como ciudadano:

  1. La línea de mando: Como en cualquier empresa, el director marca el ritmo. Un nuevo liderazgo tiene la oportunidad de revisar procesos, reducir la burocracia y exigir mayor agilidad a los fiscales que atienden al público. Es la oportunidad de mejorar los tiempos de respuesta.
  2. La autonomía necesaria: A ti te conviene una institución técnica, no política. El Fiscal es quien decide qué casos se priorizan. Un perfil enfocado en la ley garantiza que la justicia se aplique pareja, sin importar quién sea el denunciante o el denunciado.
  3. Gestión de recursos: La cabeza de la Fiscalía decide dónde se invierte el presupuesto. ¿Se va a oficinas administrativas o a contratar más peritos y policías de investigación? Esa decisión determina si hay personal suficiente cuando tú necesitas ayuda.

 

El reto ciudadano

Sin embargo, el cambio de nombre no es mágico. Aquí es donde entra tu papel como ciudadano consciente. El riesgo de estos procesos es que la designación del sustituto se convierta en una negociación de cuotas entre partidos, en lugar de una búsqueda de capacidad técnica.

El Senado tiene la responsabilidad de elegir, pero la ciudadanía tiene la responsabilidad de observar. Si el proceso se vuelve opaco o meramente político, la oportunidad de mejora institucional se pierde.

No se trata de juzgar a quien se fue, ni de aplaudir ciegamente a quien llegue. Se trata de entender que la Fiscalía es una institución del Estado, no del gobierno en turno, y nos pertenece a todos.

Necesitamos una Fiscalía que funcione con precisión técnica y sensibilidad humana. A ti te toca estar informado y exigir que el próximo nombramiento cumpla con el perfil idóneo. Porque una justicia fuerte y autónoma es la única garantía de tranquilidad para tu entorno.

Aquí termina el texto, pero empieza tu conciencia cívica.