• La Verdad del Sureste |
  • Viernes 05 de Diciembre de 2025

La afición pierde la fe y Aguirre el rumbo: México, en problemas serios

Publicado el:

Raúl Juárez Ordóñez


El silbatazo final en San Antonio, que confirmó la derrota 1-2 de México ante Paraguay, no solo cerró un año de altibajos para la Selección Nacional; activó un código rojo de incertidumbre a poco más de siete meses del inicio de la Copa del Mundo 2026. Este tropiezo, el sexto partido sin victoria del Tri, es un espejo que refleja las profundas dudas que acechan al proyecto de Javier Aguirre y su capacidad para ser un anfitrión digno.

Títulos de Papel y Rendimiento Preocupante

Es innegable que la era Aguirre sumó la Nations League y la Copa Oro. Sin embargo, estos logros regionales parecen ahora meros parches que no logran ocultar las grietas estructurales del equipo. Cuando se enfrenta a rivales con orden táctico y ambición como Paraguay, las carencias se vuelven dolorosamente evidentes:

  • La Fragilidad Defensiva Persiste: El gol que sentenció la derrota, originado por una distracción pasmosa tras el empate, es un síntoma de un mal crónico. La línea de cuatro defensas, que por momentos parece entenderse, muestra una alarmante falta de concentración y lentitud para reaccionar ante la adversidad. Los errores individuales no son aislados; son parte de un patrón que el 'Vasco' no ha podido erradicar.
  • Un Ataque sin Filo: México domina la posesión, toca y mueve el balón con limpieza hasta tres cuartos de cancha, pero ahí se apaga la luz. El juego se vuelve horizontal, predecible y falto de vértigo. ¿Dónde está la explosión, el desborde y, sobre todo, la contundencia? La falta de gol es el problema más urgente, transformando un dominio estético en una superioridad estéril que no se traduce en el marcador. La dependencia de jugadas a balón parado o penales es una señal de alarma.

El Desgaste del 'Vasco' y la Afición Cansada

Javier Aguirre se ha mostrado autocrítico, pero las "cosas que no le gustan" se repiten juego tras juego. El tiempo es el recurso más escaso, y el técnico sigue sin encontrar su once ideal ni un sistema inamovible. La constante rotación de nombres y esquemas refleja una búsqueda desesperada que, al momento, no ha dado frutos.

Este desgaste en el banquillo se refleja en la tribuna. La afición mexicana, que invadió San Antonio, volvió a recurrir al abucheo. Es una señal de la profunda desconexión y la frustración ante un equipo que promete mucho pero entrega poco. La exigencia, como anfitrión, será máxima, y el público no perdonará la falta de entrega.

La única certeza que nos deja este decepcionante cierre de 2025 es la enorme incertidumbre que rodea al anfitrión del Mundial.

Si México no aprovecha los próximos meses para dotar al equipo de una identidad combativa, de un líder en el campo y de una eficiencia devastadora en el área, el riesgo de que el Mundial 2026 sea una pesadilla histórica es real.