La fortuna guardada en las cajas de seguridad equivale, según cálculos del propio gobernante, a varios millones de pesos en papel moneda y otros tantos en centenarios que representaban solamente una parte de sus bienes materiales.
Cuando fue informado del robo de las dos cajas fuertes de su domicilio en Cerro de la Miel número 11, Pedregal de San Francisco, el gobernador estalló en cólera e inició la investigación para encontrar a los responsables.
Los sospechosos son muchos, principalmente entre sus colaboradores que se encontraban enterados del contenido de las dos cajas fuertes –especialmente los dos que más recientemente fueron incorporados en áreas de singular importancia, cuyas familias son reconocidas por ser bastante comunicativas-
Y es que, dicen, sus colaboradores cercanos que en sus frecuentes viajes a Las Vegas y Cuba, el gobernador hacía gala de la fortuna guardada como tesoro en lo que consideraba una fortaleza inexpugnable, que no lo fue tanto.
Por eso, surgió la sospecha de que alguno de sus compañeros de viaje, que no son muchos, fue el infidente que reveló el monto de la fortuna y sus comunicativos familiares lo hicieron extensivo, lo que despertó la codicia de personas ajenas al cerrado núcleo de viajantes.
La sospecha como fraguadores del plan no es sobre de ellos, pero si el soltar la lengua, ya que se trata de personas mezcladas en chismes e intrigas.
Informado del robo, el gobernador pretendió ventilarlo públicamente, sin embargo, sus asesores convencieron al gobernante de que controlara su furia, para evitar el escándalo y las suspicacias sobre el origen de esa fortuna, por lo que acudió en forma correcta ante la administradora del fraccionamiento para denunciar el ilícito.
Expuso su malestar y pidió que esto no trascendiera por su situación de figura pública y ahogado el niño, decidió tapar el pozo, por lo que contrató cámaras de vigilancia y reforzó la seguridad en su domicilio defeño, el que adquirió recién asumió el gobierno de su natal estado.
Cuando llegó a su nueva residencia capitalina, el mandatario se situó hasta el final del fraccionamiento, en el que, curiosamente, habita uno de sus tantos compadres, ahora senador de la República y acérrimo adversario político.
La casa en cuestión no luce mucho con la barda que la circunda, aunque se advierte que es una señora residencia, situada hasta el final del lujoso fraccionamiento.
La fortuna guardada en las cajas de seguridad equivale, según cálculos del propio gobernante, a varios millones de pesos en papel moneda y otros tantos en centenarios que representaban solamente una parte de sus bienes materiales.
Y es que parte de su fortuna la tiene invertida en la Riviera Maya y en Miami, donde vive uno de sus herederos, el que metía en apuros con gran constancia su padre gobernante, por lo que urdido un plan en el que el joven fue, supuestamente, amenazado, razón que lo obligó a dejar territorio nacional.
Pero el robo de las cajas fuertes no preocupa tanto al gobernador, sino la opinión que tienen los diputados de su propio partido sobre su persona.
Hace una semana, el gobernador acudió a la consabida visita de la Cámara de Diputados para negociar el Presupuesto del año próximo y pedir un incremento sustancial, especialmente en el renglón del Fondo de Reconstrucción, ya que su estado es de los más golpeados por los fenómenos naturales.
La opinión generalizada de los diputados de su partido fue de que debían cuidarse muy bien esos recursos, ya que en contingencias anteriores, los fondos públicos y privados fueron desviados en el camino.
Un miembro de la comisión de Defensa Nacional comentó que los recursos eran sumamente necesarios, ya que la desgracia era bastante grande y la necesidad de la población apremia, pero que también se debía vigilar el uso de esos fondos, para evitar que el gobernante se reponga de la pérdida sufrida hace un par de semanas, cuando la vigilancia del fraccionamiento y de su propia casa fue burlada. Con el hurto de sus cajas fuertes el gobernador de esa rica entidad – en recursos y en presupuesto- se volvió más desconfiado de lo que ya era y se niega a cubrir adeudos que arrastra desde inicios del presente año. Una pista más que conduce a la identidad del personaje es que no es político y llegó, supuestamente, como candidato ciudadano, aunque su papel como gobernante es sumamente patético. Como la muñeca fea se esconde por los rincones y como la Zarzamora llora que llora por los rincones en busca de mayores recursos, aunque la desconfianza que generan sus colaboradores evita que estos fluyan como debiera.
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