El dirigente estatal del tricolor, Miguel Barrueta Cambrano, evaluó muy a su modo, al estilo “Alito Moreno”, su protector, los primeros cien días de gobierno del mandatario, con falsedades que no resisten el análisis más somero acerca de la gestión gubernamental del primer trimestre.
Dice este dizque líder partidista, cuyo único papel es hacer declaraciones sin ton ni son: “estos tres meses de gobierno han estado marcados por la inacción, la falta de estrategias claras y el agravamiento de problemas históricos que aquejan a la entidad”.
Los hechos hablan por sí mismos y desmienten al dirigente priista. Por principio de cuentas se enviaron al Congreso local una serie de iniciativas para establecer en la Constitución nuevos derechos sociales y la revocación del mandato del gobernador.
Se creó una Ley de Austeridad, se redujo el aparato administrativo burocrático y se impulsó la reforma al Poder Judicial. Todos los días el mandatario encabeza la Mesa para la Construcción de la Paz. La misma presidenta dice que es de los pocos gobernadores que lo hacen en todo el país.
Se combate la inseguridad y se atiende las causas que generan la violencia con desarrollo y bienestar. Una muestra de ello son las Jornadas por la Paz que se han llevado a cabo en el municipio de Centro y pronto se replicará en otros municipios.
En estos cien días, se han empezado a cumplir 39 de los 50 compromisos asumidos en campaña. Como lo prometió, el suyo es un gobierno de territorio. Del 15 de octubre al 28 de noviembre se llevaron a cabo las Jornadas de Atención Directa al Pueblo en 17 Centros Integradores en el mismo número de municipios.
El gabinete en pleno atendió, en ese lapso, a más de 280 mil personas que acudieron a realizar sus solicitudes, trámites y servicios. ¿A eso el PRI le llama inacción? Se quedaron en la descalificación en ser críticos de escritorio porque lo suyo no es ir al encuentro con la gente por el simple hecho de que no los quieren ver ni en pintura.
Hay un hecho que ha marcado diferencia con respecto de los dos últimos sexenios. Javier May es el primer mandatario que le tocó asumir el cargo el primero de octubre y no el primero de enero, como sucedió hace seis años con Adán Augusto López Hernández.
Como el mismo gobernador lo dijo el miércoles al rendir su primer informe trimestral. Asumió la gubernatura “con el presupuesto ya comprometido” “y una dinámica de violencia creciente”.
No hubo un cierre caótico como cíclicamente ocurría cada seis años. No sólo hubo un final de sexenio, porque en realidad eso fue, sin sobresaltos, sino que además se logró un ahorro de 425 millones de pesos ¿eso es falta de estrategia como asegura el PRI? No, eso es resultado de la política de austeridad y de ejercer con responsabilidad el presupuesto, algo que nunca hicieron los gobiernos priistas.
RESPONSABLE SÍ, PERO DEL ATRASO
Dice Barrueta Cambrano que el PRI es una “oposición responsable y comprometida con las necesidades de la ciudadanía”.
Es responsable del atraso del estado en casi todos los rubros y del abandono del pueblo. Por eso perdieron el poder y es el partido con el más alto rechazo ciudadano, tanto que en la elección del dos de junio de panzazo conservaron el registro, porque los gobernantes priistas son los responsables en gran medida de lo que pasa en el estado, por eso quieren echarle toda la culpa a Javier May.
El único pretexto que tienen a la mano para atacar su gobierno es el tema de la inseguridad, como si la violencia que hoy en día se registra en el estado haya empezado en esta administración.
Gran parte de responsabilidad por esta grave situación la tienen los gurriistas y madracistas que se incrustaron en la Cuarta Transformación en el sexenio pasado, los mismos que tuvieron a su cargo la seguridad en los gobiernos de Gurría, Madrazo, Andrade y Granier.
La delincuencia organizada no se enraizó en este gobierno, sino se estableció y pactó con esos gobiernos, pero hoy estos críticos contumaces se desgarran las vestiduras por la matazón que hay en el estado cuando fueron ellos los que se asociaron con delincuentes. Javier May está haciendo el trabajo que ellos no pudieron ni quisieron hacer: combatir a la maña.