Martín Palacios Calderón se ha perpetuado en la dirigencia estatal del Partido del Trabajo. Su labor, lejos de darle lustre a ese partido, ha sido un verdadero lastre.
A lo largo del tiempo, Palacios Calderón ha enfrentado diversas críticas y señalamientos, relacionados principalmente con su gestión como dirigente partidista, ambiciones políticas y manejo de recursos.
Se le ha dicho de todo: negociante contumaz, transa, ambicioso e “inmigrante filibustero”. Ha sido acusado de utilizar al PT para intereses personales, siguiendo el ejemplo de otros líderes de ese partido como Andrés Ceballos.
Se le acusó también de haberse aprovechado del discurso del expresidente Andrés Manuel López Obrador para ganar apoyo, mientras negociaba en lo oscuro con adversarios políticos, traicionando la línea ideológica del PT y la 4T.
Según versiones periodísticas, ha sostenido reuniones secretas, algunas en la madrugada, con figuras opositoras y adversarios políticos, lo que se interpreta como una falta de transparencia y lealtad a sus correligionarios y aliados.
En su columna “En Concreto”, Joaquín Peregrino Gómez, publicada en este diario, pidió al IEPCT que revisara a fondo las cuentas del PT porque se tenían sospechas de malos manejos de los recursos que recibía ese partido durante el gobierno de Arturo Núñez; en los municipios se quejaban “de que esos dineros no bajaban” a las dirigencias locales.
Fue diputado local plurinominal la primera vez en la 62 legislatura (2016-2018). En ese periodo el PT recibía de prerrogativas 408 mil 292 pesos para gastos ordinarios y 32 mil 663 pesos para actividades específicas, esto es, 5 millones 291 mil 466 pesos anuales.
Peregrino Gómez aseguró en ese tiempo que Palacios Calderón “resultó peor que Andresito Ceballos”.
Ahora que nuevamente el PT recibe financiamiento público por parte del órgano electoral, luego de ganar tres alcaldías y tres diputaciones plurinominales, se tendría que revisar con lupa sus gastos, porque está difícil que se manejen con transparencia.
“No creo que sea justo que los tabasqueños le estemos dando dinero a un partido político para que contribuya al fortalecimiento de la vida democrática en la entidad y lo use para otros fines distintos fuera del estado”, dijo Peregrino.
En 2020, Palacios anunció que el PT iría solo en las elecciones intermedias de 2021, tras no lograr acuerdos con Morena y el PVEM, lo que generó críticas por no consolidar la izquierda en Tabasco. Esa decisión no le redituó ninguna ganancia electoral.
En esa elección sólo sacó 21 mil 358 votos, apenas el 2.29 por ciento. No le alcanzó para conservar el registro y recibir prerrogativas. En el 2024 fue distinto porque se alió al principal adversario del hoy gobernador para arrebatarle triunfos, como sucedió en Tenosique, Jalapa y Nacajuca.
En el pasado proceso electoral, se le acusó de trazar un plan para romper la alianza con Morena, con el objetivo de acumular más poder político y consolidar un "cacicazgo" en Tabasco. De hecho, en lo local solo hizo alianzas con Morena y el PVEM para la gubernatura, no así en las presidencias municipales y diputaciones locales.
Se dice que buscó convencer a militantes de Morena en los 17 municipios para que se afiliaran al PT, ofreciendo salarios provenientes de los presupuestos de los ayuntamientos controlados por el PT (Nacajuca, Jalapa y Tenosique).
Esta estrategia se interpretó como un intento de debilitar a Morena desde dentro, comparado con un "Caballo de Troya". Es un político de dudosa reputación.
Peregrino aseguró que el PT creó asociaciones afiliadas a ese partido que solo han servido como fachada para justificar el uso de estos recursos, mientras el dinero se desvía o se pierde. Más bien se queda en los bolsillos de Palacios Calderón.
¿UN VULGAR AMBICIOSO?
En 2021, un grupo disidente del PT en Tabasco desconoció su liderazgo, acusándolo de intentar postular candidatos "a modo" para beneficiar sus intereses. Lo mismo pasó con la bancada del PT, dos de sus miembros lo acusaron de provocar la división interna y amagaron con irse al PVEM.
Se le critica por su papel como comisionado político, una figura designada por la dirigencia nacional del PT que, según detractores, limita el crecimiento de liderazgos locales y concentra el poder en unas pocas manos, siguiendo el modelo de Alberto Anaya.
Su apoyo a Hiram Llergo, su asesor parlamentario vinculado a proceso por asociación delictuosa, ha sido cuestionado. Palacios expresó lealtad personal, lo que generó críticas por no deslindarse claramente de figuras controversiales y señaladas de tener nexos con la delincuencia organizada.
Se le acusa de tener aspiraciones desproporcionadas, como buscar la gubernatura en 2030, a pesar de ser originario de Zacatecas y no tener raíces profundas en Tabasco, ni base social, ni presencia ni prestigio. Esta ambición se ve como un intento de consolidar un cacicazgo político en el estado, apoyado por el control de los ayuntamientos petistas.
No es un hombre de fiar sino, como dijera Andrés Manuel, un vulgar ambicioso, que se ha perpetuado en el PT sin aportar nada a la lucha democrática en el estado.
En esta semana amagó a Morena con no aliarse con ese partido ni el PVEM en las elecciones intermedias de 2027. Ese es el pretexto, para irse con el grupo contrario y postular a sus candidatos que no sean elegidos por el partido en el gobierno y derrotar en las urnas a los que se identifiquen con el grupo del gobernador, como sucedió en 2024.
A eso juega Palacios Calderón. Cree que aquí se repetirá la historia de Veracruz con la ayuda de los enemigos de Javier May. Ese es el trabajo sucio que lleva a cabo.