Es absolutamente cuestionable la actitud de la oposición y de un amplio sector de la prensa ante una desgracia como la ocurrida en cinco estados del país, y cuyos efectos devastadores por las lluvias y desbordamiento de ríos se sintieron con más fuerza en Puebla, Hidalgo y Veracruz, donde los resultados fueron más funestos: 43 de los 44 muertos registrados hasta ahora por las autoridades de Protección Civil.
Esa conducta, por desgracia, forma parte de una práctica común en la política mexicana y global conocida como oportunismo político, como politiquería, como bien lo definió el expresidente Andrés Manuel López Obrador.
Así ha pasado con otros eventos naturales que dejaron destrucción y muerte en varios estados del país, como huracanes y terremotos.
El más reciente fue ocasionado por el huracán John y remanentes de tormentas tropicales que afectaron severamente a Veracruz, Hidalgo, Puebla, San Luis Potosí y Querétaro, con miles de damnificados, daños en infraestructura y críticas sin sentido por la respuesta federal.
Estos estados han sufrido inundaciones masivas, deslaves y pérdidas humanas y económicas. Por ejemplo, en Veracruz, Poza Rica, Tuxpan y Álamo, principalmente, se reportan más de 50 mil afectados; en Puebla e Hidalgo, comunidades indígenas aisladas; y en Querétaro y San Luis Potosí, interrupciones en carreteras y agricultura.
El gobierno de Claudia Sheinbaum ha desplegado la Guardia Nacional, la Sedena y programas como el Plan DN-III, la ayuda está fluyendo, pero las críticas opositoras están a la orden del día, principalmente en Veracruz, propiciadas por el PAN. No ayudan en nada, pero como enchinchan y estorban.
Partidos como PAN, PRI y MC, junto a medios como Reforma, El Universal o columnas en Milenio, han amplificado fallas, lentitud en declaratorias de emergencia o presuntos recortes en Fonden.
En este punto faltan a la verdad. El Fonden desapareció porque los recursos eran desviados para otros fines. Se utilizaban para hacer negocio y, casualmente, los panistas eran los beneficiados de lucrar con el dolor ajeno. El programa desapareció, no así los recursos asignados, sino que ahora sí llegan a quien en verdad lo necesita. Por eso las críticas sin fundamento.
Figuras como Xóchitl Gálvez o Marko Cortés, dos panistas beneficiados por la corrupción, han tuiteado acusaciones directas, vinculándolo a la "ineptitud" de Sheinbaum y Morena. Algunos medios han usado imágenes dramáticas para titulares sensacionalistas, ignorando esfuerzos como los 10 mil millones de pesos en apoyos anunciados.
¿Cómo se le llama a eso? Oportunismo político. Es el uso cínico de una crisis para ganar puntos electorales, debilitar al rival en turno. No es nuevo: esa ha sido la actitud opositora, lucrar y lucrar con la desgracia como vil carroñeros.
A esa postura, algunos analistas lo ha descrito como golpismo mediático o explotación de la tragedia, donde el fin, dañar la imagen del gobierno, justifica medios, es decir, las exageraciones o selectividad informativa, como lo están haciendo televisoras como TV Azteca, por instrucciones del dueño Ricardo Salinas Pliego, deudor fiscal que se ha negado pagar al fisco los 74 mil millones de pesos que le debe.
DEMOCRACIA Y SOLIDARIDAD, NO DEMAGOGIA
Eso no es "hacer política" en su sentido noble. La política ideal implica propuestas constructivas. Esto es demagogia o polarización tóxica, que erosiona la confianza pública. Según encuestas de Mitofsky, como la más reciente de octubre, el 55% de mexicanos ve estas críticas como "oportunistas" versus 30% como "necesarias".
¿Es cuestionable?
Totalmente, por varias razones: victimiza doblemente a afectados, pues desvía foco de ayuda real y polariza. La Constitución, en su artículo sexto, obliga a medios a informar verazmente, no a manipular. Organismos como la CNDH han criticado en informes pasados cómo esto agrava las desigualdades.
La oposición argumenta que es fiscalización democrática, esto es, que los gobiernos rindan cuentas ante situaciones como esta. Si hay fallas reales, criticar es legítimo, lo que no es legítimo es criticar sin bases ni argumentos, solo por llevar la contraria y dañar la imagen presidencial. En un país donde abunda la misoginia, es deporte criticar a la presidenta y achacarle incapacidad política e intelectual, todo porque no aceptan que una mujer gobierne el país.
Eso es reprobable y se llama politiquería barata, no política responsable. Lo ideal sería unidad en crisis, como en 1985 con el sismo, pero en un sistema polarizado como el mexicano, es predecible. La Sheinbaum ha respondido a la situación de emergencia y ha girado instrucciones a las instituciones gubernamentales que participan en el Sistema Nacional de Protección Civil, que integran un “conjunto de estructuras, métodos y procedimientos que coordinan a dependencias públicas, organizaciones sociales y voluntarios para proteger a la población mexicana de desastres y emergencias”.
Esa instancia federal, que es coordinada directamente por la presidenta Sheinbaum, se declaró en sesión permanente desde el momento en que se sintieron los efectos de las lluvias que desbordaron los ríos en el norte de Puebla, Hidalgo y Veracruz.
La presidenta recorrió este domingo los estados de Puebla, Hidalgo y Veracruz. En la primera entidad, estuvo en Huauchinango, “uno de los municipios más afectados por las lluvias en Puebla, para informar a la población sobre los protocolos de atención y acompañar el apoyo. Atienden elementos de las secretarías de la Defensa Nacional y Marina, así como los gobiernos estatal y municipal. Actualmente, el clima permite avanzar más rápido y hacer puentes aéreos hacia las comunidades que aún se encuentran aisladas.”
Ofreció que su gobierno pronto iniciará los censos para enlistar a las personas que resultaron afectadas y prometió que no dejará a nadie desamparado. Eso es ayuda humanitaria, no politiquería como la que hace la oposición carroñera.
