• La Verdad del Sureste |
  • Viernes 05 de Diciembre de 2025

Los de abajo

Evaristo se va: el corrupto que metieron a Morena y que siempre traiciona
 

*Hay muchos infiltrados, que sólo buscan el hueso o saquear al erario público

Publicado el:

Alejandro Hernández


A Morena no le preocupa que Evaristo Hernández Cruz renuncie y se marche con sus chivas a otro lado. Es una buena noticia. Su presencia en el partido de gobierno representaba un cuestionamiento permanente por parte de la militancia: ¿cómo era posible que un político señalado por corrupto estuviera en sus filas y ocupando posiciones de poder?
 

Su ingreso a Morena no fue una petición de las bases, sino una imposición de Adán Augusto López Hernández en 2016, después de que le hizo la trastada a Octavio Romero Oropeza de impedirle ganar la alcaldía de Centro en las elecciones intermedias de 2015.
 

Adán Augusto aspiraba a ser candidato a la presidencia municipal de Centro. Andrés Manuel López Obrador, entonces dirigente nacional de Morena, le negó esa posibilidad y se decantó por Octavio Romero Oropeza.
 

Sin embargo, le pidió a Adán Augusto que ayudara a Octavio a ganar la elección. Obviamente no lo hizo; al contrario, maquinó su derrota. Como buen tramposo, el hoy senador utilizó a su hermana Rosalinda López Hernández para que compitiera contra Romero Oropeza, maniobra en la que se prestó Federico Madrazo Rojas, entonces dirigente estatal del PVEM.
 

En esa maquinación también intervinieron varios personajes que en ese momento militaban en el PRD, como Raúl Ojeda Zubieta, secretario de Gobierno en la administración de Arturo Núñez Jiménez.
 

Rosalinda guardaba resentimiento y rencor al exgobernador Núñez, al igual que Adán Augusto, por haberles ganado la encuesta interna del PRD en 2011 que definió la candidatura al gobierno estatal.
 

Con mayor razón decidió participar en esa elección, aunque sabía que no tenía posibilidades reales de ganar ni a Gerardo Gaudiano (PRD), ni a Evaristo Hernández Cruz (PRI), ni a Octavio Romero (Morena).
 

Quedó en cuarto lugar, pero el daño al movimiento estaba hecho. Esa elección fue ganada inicialmente por Gerardo Gaudiano Rovirosa, pero el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación la anuló el 17 de diciembre de 2015 “debido a irregularidades sustanciales y graves en el manejo de paquetes electorales, número de casillas instaladas, contradicciones en los resultados de las actas de escrutinio y cómputo, falta de documentación y violaciones en el cómputo distrital que impiden conocer la veracidad de los resultados”.
 

Ojeda Zubieta hizo su parte en la sucia maniobra contra Octavio y tuvo mucho que ver en su tropiezo electoral. En ese contexto, Andrés Manuel López Obrador encabezó un mitin en la Plaza de Armas de Villahermosa donde acusó directamente a Núñez y Ojeda de ser mapaches electorales.
 

Esa misma ocasión, AMLO también se refirió en duros términos a Rosalinda López Hernández y Evaristo Hernández Cruz. A este último lo señaló como corrupto y parte de la “mafia del poder”, recordando los desvíos de recursos públicos durante su gestión como alcalde de Centro (2007-2009) en el gobierno de Andrés Granier Melo.
 

LO FALSO MORENA NO QUITA LO CORRUPTO
 

Meses después, en enero de 2016, para la elección extraordinaria en Centro, Hernández Cruz se sumó a Morena. En un mitin frente al IEPCT, López Obrador lo “perdonó” públicamente con la famosa frase: “Al momento que se sale del PRI se limpió”, lo que generó fuertes críticas de incongruencia por parte del PAN, PRD y otros sectores.
 

Lo corrupto, claro, no se le quitó solo por cambiar de camiseta. En 2018 compitió por Morena-PT y
 

ganó la alcaldía de Centro.
 

Su gestión (2018-2021) dejó evidencia documentada de graves problemas financieros y señalamientos de irregularidades. El Órgano Superior de Fiscalización del Estado detectó observaciones por más de 39 millones de pesos en daños al erario.
 

Pese a las serias irregularidades, el Congreso local, con mayoría morenista, aprobó sus cuentas públicas y todo quedó en la impunidad. Le heredó a la actual alcaldesa Yolanda Osuna Huerta un grave problema financiero que, afortunadamente, ella logró resolver.
 

En la campaña por la gubernatura de 2024, Javier May Rodríguez lo incorporó a su equipo a pesar de que todas las encuestas pronosticaban un triunfo aplastante. Evaristo presumió después que su “estructura” fue clave para que May llegara al Palacio de Gobierno.
 

Lo que no dijo es que, en esa misma elección, intentó jugarle sucio a la candidata de Morena a la alcaldía de Centro apoyando a su compadre Humberto de los Santos Bertruy, postulado por el PVEM. Yolanda Osuna ganó de calle.
 

Como premio de consolación, Javier May lo nombró director del Colegio de Bachilleres de Tabasco, pero le ató las manos: no le permitió manejar directamente el presupuesto, más de 2 mil millones de pesos anuales, y la secretaria de Educación, Patricia Iparrea, le puso marcaje personal para que no hiciera de las suyas.
 

Evaristo no aguantó la presión y renunció el 9 de agosto de 2025.Había prometido dar la “lucha” al interior de Morena, pero prefirió irse. Ahora tiene ofrecimientos de varios partidos de oposición que andan a la pepena y lo ven como tabla de salvación por la supuesta “estructura” que maneja y ese cuento chino de que “sabe ganar elecciones”.
 

Quiere espantar con el petate del muerto. Ojalá se vayan con él otros indeseables que, como Evaristo, se colaron a Morena por invitación de Adán Augusto, desplazando a los verdaderos luchadores sociales y a los fundadores del movimiento; muchos de los cuales, paradójicamente, fueron reprimidos por estos mismos personajes durante los gobiernos priistas, y que hoy se dicen de izquierda cuando en realidad son políticos de pacotilla… y además corruptos.