Al coordinador de los diputados locales del Partido Verde Ecologista de México, Miguel Moheno Piñera le molesta que desde Morena se haya criticado el chapulineo de Evaristo Hernández Cruz, quien saltó de ese partido al PVEM por conveniencia política, como antes lo hizo del PRI a Morena, partido que, por cierto, lo hizo presidente municipal de Centro en 2018.
Dice que “no se vale” que ahora lo descalifiquen sus excompañeros partido, pues según él, “en nada abonan” esas descalificaciones al exalcalde de Centro. Moheno se refería en concreto a lo dicho por Jesús Selván García, dirigente estatal de Morena, tras la salida de Hernández Cruz.
Inclusive, le “recomendó” al líder morenista que, en lugar de criticar a su ahora “valioso cuadro” político, mejor “reflexione” las razones por las cuales, según el expriista, “se van algunos de sus cuadros”.
“Estamos acostumbrados a hacer, a practicar y a respaldar, porque cuando lo tengo aquí, pues es la octava maravilla, pero cuando se va, ahora sí ya es esto y es el otro, pues yo creo que no, hay que elevar el nivel de la política en Tabasco y ser respetuosos con todos los ciudadanos”.
A Moheno Piñera le molestan los señalamientos dirigidos al llamado “Dragón”, pero convalida, comparte las duras críticas que Evaristo le hizo a Javier May Rodríguez en una entrevista radiofónica en la que dijo que es “uno de los peores gobernadores evaluados” por empresas encuestadoras.
Tampoco dice nada de las críticas a Morena, que en Tabasco “ha crecido el desencanto” con ese partido porque el gobernador “está haciendo algo que no es lo correcto para” el estado. No lo dice porque comparte esa visión interesada y convenenciera.
Cuando fue diputado local por primera vez, por el PRI, (2009-2012) Moheno Piñera era un defensor a ultranza de Andrés Granier Melo de quien fue su secretario auxiliar (2007-2009) y en ese periodo Hernández Cruz era alcalde de Centro por el tricolor.
Él aprobó el empréstito que solicitó Granier para dizque “reconstruir” al estado y lo que hizo fue dejarlo endeudado. Salió también en defensa de su exjefe cuando José Antonio de la Vega reveló desde la tribuna los famosos bonos de “fatiga” con el que los granieristas saquearon el erario.
Es entendible la postura de este legislador, quien en 2015 quiso ser alcalde de Cárdenas y fracasó rotundamente porque no representa nada políticamente en su municipio y el estado. Ha sido un advenedizo de la política, favorecido más por coyunturas políticas que por méritos y capacidades.
Así se comportan los mercenarios de la política. Defienden sus propios intereses por encima del interés general. Por eso sale en defensa de su “octava maravilla”, parafraseándolo a él, y calla a los ataques del gobernador al que dice apoyar.
Los dirigentes del PVEM siempre se han vendido al mejor postor. No son un partido con principios ni, mucho menos, de convicciones. Ni les interesa el bien común de la gente. Se alían a quien representa la posibilidad de obtener privilegios y posiciones políticas.
Lo hicieron con el PAN en los tiempos de Vicente Fox, se aliaron con el PRI en 2012 con Enrique Peña Nieto, y cuando vieron que Andrés Manuel López Obrador tenía amplias posibilidades de ganar la presidencia, como sucedió en 2018, no dudaron en dar el viraje a la izquierda.
Desde hace años han sido la tercera fuerza política en el estado. Y ahora esa posición se ve amenazada por el empuje de Movimiento Ciudadano, partido que también le ha dado por reciclar lo viejo para presentarlo como novedoso, aunque sabemos que las mañas y la corrupción están ocultos bajo ese ropaje.
En las elecciones intermedias de 2015, el PVEM obtuvo 82 mil 257 votos en las elecciones a presidentes municipales y en las de diputados locales 121 mil 426 sufragios, muy lejos de los 242 mil 34 del PRI y 248 mil 39 del PRD.
OPORTUNISMO Y OPORTUNISTAS
En 2018 su candidato a la gubernatura, Óscar Cantón Zetina (otro malabarista), los dejó colgado durante la campaña al renunciar a la postulación para sumarse a la de Adán Augusto López Hernández, y el PVEM se quedó sin votación. Y también si memoria.
En la elección de alcaldes el Verde obtuvo 72 mil 189 votos, y en las de diputados locales 74 mil 748 sufragios.
En las elecciones intermedias de 2021 su votación fue menor en alcaldías y diputaciones locales. Sus candidatos a presidentes municipales sacaron, en conjunto, 66 mil 728 votos, y a diputados 63 mil 902.
En las elecciones de 2024, en las que estaban en juego la gubernatura, 17 presidencias y 21 diputaciones de mayoría, su aportación a la alianza con Morena y el PT fue de 55 mil 700. En los comicios para alcaldes el VPEM obtuvo 88 mil 156 votos, y a diputados locales 76 mil 717 sufragios.
Si uno observa su participación electoral en los últimos años, su rango de votación ha sido casi la misma desde 2015. Es decir, no ha tenido un crecimiento exponencial como presumen sus dirigentes. Ni tiene más respaldo ciudadano. Se ha mantenido estancado en términos electorales. No ha dado el salto para convertirse en la segunda fuerza política en Tabasco.
Más bien hay una marcada disminución de votos en las elecciones intermedias. Ahí están las cifras oficiales del IPECT. Esa es la fuerza y representatividad de un partido que ha hecho de la política su modus operandi para obtener beneficios económicos y políticos.
Su historial ha estado marcado por la deslealtad y el oportunismo político. Por eso encaja muy bien su nueva adquisición, pues son gusanos de la misma guayaba.
