• La Verdad del Sureste |
  • Viernes 05 de Diciembre de 2025

¿Y a mí qué?

Menos horas, más vida: ¿Por qué nos sentimos culpables por descansar?

Publicado el:

Francisco Enrique Pérez Hernández


Llegas a casa, cruzas la puerta y sientes que la gravedad pesa el doble. Quizás vienes de pelear con el tráfico en el transporte público o de una jornada física extenuante. En tu mente tenías planes: jugar con tus hijos, pasear a tu mascota, cenar con tu pareja o simplemente leer ese libro pendiente en soledad. Pero la realidad te golpea: tu "batería interna" marca 1%. Quieres estar presente, pero el cuerpo no responde. Y entonces, aparece ese fantasma silencioso: la culpa.

Nos han enseñado que "el que no se mata trabajando, no progresa". Esa mentalidad nos ha convertido en uno de los países que más horas labora, pero que vive con mayores niveles de estrés y deudas de sueño.

Por eso, la discusión sobre la reducción de la jornada laboral en México no es un tema de políticos en aire acondicionado. Es un debate sobre tu cuerpo, tu traslado y tu vida personal, sea cual sea tu situación.

Quizá pienses que esto es lejano, pero ¿y a mí qué? ¿Cómo cambia mi rutina real si esto se aprueba?

Si esta reforma aterriza bien, el impacto es inmediato en tu mesa:

Higiene mental y física: El cuerpo mexicano está desgastado. Ya sea que cargues cajas, atiendas un mostrador o estés frente a una computadora, el ser humano no está diseñado para el "modo supervivencia" eterno. Trabajar menos horas permite reducir las enfermedades que hoy llenan las clínicas del Seguro Social: dolor de espalda, gastritis y ansiedad crónica.

Tiempo real, no "las sobras": Hoy llegas a casa a cenar rápido y dormir para repetir la rutina mañana. Una jornada reducida te devuelve horas de luz para tus proyectos personales, para cuidar a los tuyos o para descansar sin prisas.

Eficiencia real, no simulación: A ti te conviene un trabajo donde te midan por lo que logras, no por cuánto aguantas. Está comprobado: quien descansa mejor, comete menos errores en la fábrica y toma mejores decisiones en la oficina.

 

El baño de realidad

Pero seamos honestos: en la calle se respira incertidumbre. La pregunta del millón es: "¿Y mi sueldo?".

El riesgo real es que, si la reforma se hace sin proteger a las microempresas (la tiendita, el taller mecánico, la fonda), los patrones busquen recortar personal o intentar pagarte menos "por fuera". El cambio debe ser gradual para que tu bolsillo no pague los platos rotos de una buena intención.

 

Tu familia no quiere un "héroe" agotado

Finalmente, hay un reto que ninguna ley resuelve: dejar de darle a tu vida personal las sobras de tu energía. Hemos caído en la trampa de creer que el sacrificio laboral extremo es la mejor forma de demostrar amor, cuando en realidad es lo que nos aleja de él.

Piénsalo: a tus hijos, a tu pareja o a tus padres no les importa si fuiste el "empleado del mes" si, cuando estás con ellos, estás irritable, ausente o mirando el celular por ansiedad. Esta reforma es una invitación a reordenar tus prioridades. A ti te toca exigir derechos laborales, pero también te toca recordar una verdad absoluta: nadie, al final de sus días, se arrepiente de no haber pasado más horas en el trabajo.

Aquí termina el texto, pero empieza tu conciencia.