La controversia en torno al proyecto del Museo Nacional de la Cultura Olmeca, ha generado un intenso debate entre autoridades, ciudadanos, ambientalistas y defensores del patrimonio cultural, que ha permitido también a los oportunistas y adversarios de este gobierno meter su cuchara para sacar raja política.
Este proyecto, impulsado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Gobierno de Tabasco, busca resguardar 33 piezas arqueológicas olmecas, incluyendo las icónicas cabezas colosales, actualmente expuestas al aire libre en el Parque Museo La Venta, y posicionar a Tabasco como un referente cultural y turístico.
Sin embargo, la propuesta ha enfrentado una fuerte oposición debido a preocupaciones ambientales, culturales y sociales. Algunas, genuinas, auténticas; las más, interesadas y relacionadas con intereses mezquinos.
Algunos ambientalistas han utilizado el rechazo al museo para posicionar agendas políticas locales, asociando el proyecto con decisiones centralizadas o con el partido en el poder, lo que desvía la atención de los argumentos técnicos sobre biodiversidad y sostenibilidad.
La politización puede hacer que las preocupaciones ambientales, como la posible tala de árboles o la afectación de la biodiversidad en la Laguna de las Ilusiones, sean vistas como pretextos políticos, lo que resta credibilidad a los argumentos de los ambientalistas genuinos.
El Museo Nacional de la Cultura Olmeca es un proyecto anunciado por el INAH y el gobierno estatal. La iniciativa contempla la construcción de un museo de 14 mil 700 metros cuadrados en la zona del Parque Museo La Venta.
Se busca resguardar piezas arqueológicas, como altares, estelas y cabezas colosales (fechadas entre 1300 y 200 a C), que actualmente están expuestas a la intemperie en el Parque Museo La Venta, donde sufren deterioro por factores climáticos y humanos, como un ataque vandálico a una cabeza olmeca, hace varios años.
La UNESCO ha sugerido reubicar estas piezas en un espacio controlado para protegerlas de inundaciones, humedad y otros daños. El museo busca exaltar la importancia de la cultura olmeca, considerada la “cultura madre” de Mesoamérica, y posicionar a Tabasco como un destino cultural de relevancia internacional.
El proyecto pretende recuperar la visión del poeta tabasqueño Carlos Pellicer Cámara, quien creó el Parque Museo La Venta en 1957 como un “parque-poema” para proteger y exhibir estas piezas.
El museo sería el primer museo nacional construido en México en 61 años, desde el Museo Nacional de Antropología en 1964, y se plantea como un espacio moderno que combina la preservación del patrimonio con la integración de la flora y fauna local, respetando el entorno natural de la Laguna de las Ilusiones.
Las autoridades, encabezadas por el INAH, el gobierno estatal y la Secretaría de Cultura de Tabasco, defienden el proyecto. Aseguran se trata de conservar el patrimonio arqueológico, y pretende posicionar al estado como un referente en la preservación de la cultura olmeca, atrayendo turismo nacional e internacional. Se espera que impulse la economía local y fortalezca la identidad cultural.
El gobierno asegura que cumplirá con la normatividad ambiental y que el Parque Museo La Venta no será alterado, sino protegido.