Por el contrario, sí hubo lo que faltó durante los festejos del bicentenario: una sesión solemne del Congreso de la Unión; discursos; concierto filarmónico.
Así llegó nuestra Universidad Nacional a los primeros cien años de vida. De vida académica, de vida cultural, de vida científica, de vida social. Habiendo formado a los tres mexicanos que han alcanzado el Premio Nobel: Octavio Paz, Alfonso García Robles y Carlos Molina Henríquez.
Más que festejos, hubo reflexión. Y vaya qué reflexión. Permítame presentar algunos pasajes del discurso del muy digno Rector Doctor José Narro Robles.
“Sin duda, hoy somos mejores que hace un siglo, pero no hemos llegado a donde queríamos llegar. El verdadero progreso no se puede generar entre la desigualdad y la exclusión, en medio de la ignorancia y las muertes evitables. Tampoco la sociedad puede prosperar ni vivir en paz, con los niveles de inseguridad que nos afectan”.
Más adelante sostuvo que “Es hora de reconocer que muchos de nuestros problemas, de los históricos y los derivados del propio proceso de modernización, no tienen solución si seguimos por el mismo camino, si no se efectúan reformas de fondo, si no se ponen en práctica políticas alternativas, si no se imagina y traza un nuevo proyecto nacional”.
Sobre el futuro propuso “Tenemos que dar el gran salto del México desigual a un México con equidad, solidaridad y justicia social, donde la opulencia y la miseria se moderen, como lo planteó Morelos hace doscientos años. Los derechos sociales para todos los mexicanos son, hoy por hoy, una condición básica para avanzar hacia el país que todos anhelamos. Pero no basta con que dichos derechos se enuncien en el texto constitucional. Debemos avanzar y hacerlos exigibles”.
También argumentó que “Debemos reconocer que ningún proyecto vale la pena, si no sirve para mejorar las condiciones de vida de la población.
Es cierto, en términos presupuestales se debe actuar con responsabilidad, pero no privilegiar políticas en las que es más importante preservar los equilibrios financieros o fiscales, que resolver los desequilibrios sociales o del desarrollo humano de nuestra gente”.
Con relación a nuestra realidad política, expresó “En estos tiempos en que se tiende a disminuir el valor de la política, es necesario reivindicarla en su sentido originario, de participación de los ciudadanos en los asuntos que interesan a todos, no como un fin en sí mismo, sino como un medio para la realización de propósitos útiles a la sociedad”.
A los políticos, envió este mensaje: “Hoy quiero, respetuosamente, pedir a esta soberanía que las fuerzas políticas representadas en el Congreso establezcan un gran acuerdo en favor del rescate social que México demanda, del que se requiere para pagar la deuda histórica, del que necesitamos para solucionar los problemas que a Morelos, Juárez o Zapata perturbaban, de esos que a muchos hoy nos agobian”.
Por último, con relación a los valores sociales expuso:
“Hoy que el mundo flaquea en su sistema de valores laicos, hoy que el dinero y los bienes materiales se han convertido en el emblema del éxito, debemos regresar a los principios básicos. ¡Que no se nos olvide!: lo que importa no es lo que la gente tiene en las bolsas de valores.
Lo trascendente y apreciable son los valores que los ciudadanos portan”.
Estoy seguro que vale mucho la pena, aquilatar a consciencia, los conceptos del Doctor Narro, y espero que Usted los haya aprobado, como este servidor. Hasta la próxima.
