• La Verdad del Sureste |
  • Domingo 26 de Octubre de 2025

¿Y a mí qué?

Diagnóstico prometido ¿Tratamiento garantizado?

Publicado el:

Francisco Enrique Pérez Hernández


Todos hemos escuchado que el cáncer de mama es curable si se detecta a tiempo. Lo que no todos sabemos es que ese “a tiempo” muchas veces no existe para miles de mujeres en México. No porque no quieran atenderse, sino porque simplemente no pueden: no hay mastógrafo, no hay médico, no hay transporte, no hay sistema.

Esta semana, el gobierno federal anunció un nuevo Modelo de Atención Universal para el cáncer de mama. Se anunció con bombo y platillo: una inversión de 8,000 millones de pesos, mil nuevos mastógrafos, 32 unidades oncológicas, cobertura nacional sin importar si estás en el IMSS, el ISSSTE o en ninguno.

Suena bien. Muy bien. Pero más allá del anuncio, ¿y a mí qué?

Importa porque el cáncer de mama no solo afecta a quien lo padece. Afecta a toda la familia. A la madre que sostiene un hogar, a la hija que aún no acaba la carrera, a la abuela que ya no puede decir “me duele” porque piensa que nadie la va a escuchar.

Importa porque el cáncer no distingue niveles socioeconómicos, ideologías ni geografías. Lo que sí distingue es el acceso. Y hoy, miles de mujeres mueren no por el cáncer en sí, sino porque el diagnóstico llegó tarde. O peor aún: nunca llegó.

Y sí, también importa porque los impuestos que tú y yo pagamos son los que financian esa inversión de 8,000 millones. No es dinero “del gobierno”. Es dinero público. Es tuyo. Es mío. Así que más que aplaudir o desconfiar, deberíamos exigir que esa inversión se traduzca en vidas salvadas.

El gobierno anunció que se duplicará la capacidad para realizar mastografías, pasando de 656 mastógrafos a más de 1,600 en todo el país. Que habrá al menos una unidad oncológica especializada en cada estado. Que ya no será necesario ser derechohabiente para recibir atención. Que el diagnóstico no deberá tardar más de 30 días, y el tratamiento debe iniciar en menos de 21 días después de confirmarse el cáncer.

El mensaje es claro: ninguna mujer debería morir esperando. Pero ¿Y si el mastógrafo está, pero no hay quién lo opere? ¿Y si hay centros nuevos, pero sin médicos suficientes? ¿Y si prometen cobertura total, pero en tu comunidad rural no llega la información ni el transporte? Porque ese es el riesgo: que el anuncio se quede en anuncio. Que el programa exista en papel, pero no en la vida real de las mujeres que más lo necesitan.

El problema no es el presupuesto. El problema, como en muchos temas de salud, es la ejecución, el seguimiento, la vigilancia ciudadana. Y eso, también, es nuestra responsabilidad.

¿Tienes madre, hermana, hija, amiga, pareja? Entonces esto te toca. ¿Eres mujer? Esto puede ser la diferencia entre tener opciones o no. ¿Pagas impuestos? Esto es parte de lo que estás financiando. ¿Eres servidor público? Esto puede ser tu oportunidad de hacer que las cosas funcionen.

Este modelo no es solo un asunto de salud. Es un asunto de justicia. Porque la vida no debería depender del código postal en el que naciste ni de si estás afiliado o no a una institución.

¿Sabes si en tu comunidad hay acceso real a mastografías? ¿Has acompañado a alguien a una consulta oncológica en un hospital público? ¿Sabes cuántas semanas suelen esperar las mujeres para iniciar tratamiento en tu estado? ¿Estás dispuesto a vigilar como ciudadano, que esos recursos no se pierdan entre papeles y discursos?

Porque detectar el cáncer a tiempo puede salvar una vida. Pero detectar a tiempo las fallas del sistema puede salvar miles.  Nos leemos el próximo viernes.