• La Verdad del Sureste |
  • Lunes 06 de Octubre de 2025

Los de abajo

La inseguridad pública en Tabasco: lastre de una herencia

Publicado el:

Alejandro Hernández


Como reza el dicho, para mentir se requiere una memoria excepcional, pues cualquier descuido puede delatar al mentiroso. En política hay que cuidar lo que se dice porque todo es público y está bajo escrutinio ciudadano. En los días recientes, el ex gobernador Adán Augusto López ha tenido que salir a dar explicaciones por diversos temas. El más complejo es el de la seguridad pública durante su mandato y el de Carlos Merino.
 

López Hernández ha sostenido en múltiples ocasiones que desconocía las supuestas actividades ilícitas de su secretario de Seguridad, Hernán Bermúdez Requena, durante el periodo 2019-2021.
 

Asegura que no había indicios de que Bermúdez encabezara al grupo criminal conocido como “La Barredora”. Sin embargo, diversos informes y eventos registrados durante su gestión contradicen esta versión, generando cuestionamientos sobre su responsabilidad política y moral en el deterioro de la seguridad en Tabasco.
 

El 11 de diciembre de 2019, López Hernández designó a Hernán Bermúdez Requena como secretario de Seguridad y Protección Ciudadana de Tabasco, con el objetivo declarado de “garantizar la paz y tranquilidad de las familias tabasqueñas” y dar continuidad a las estrategias de seguridad del estado.
 

Sin embargo, apenas 19 días después, el 30 de diciembre, apareció una manta en un espacio público con un mensaje amenazante dirigido a Bermúdez: "Vamos por ti, Hernán Bermúdez Requena, por traidor. Date por muerto".
 

Según informes, esta advertencia estaría relacionada con la detención en 2019 de Trinidad de la Cruz Miranda, alias “El Pelón de Playas”, exlíder de Los Zetas en Tabasco. Se ha señalado que Bermúdez habría negociado con este líder criminal para evitar disturbios durante las elecciones de 2018, asegurando así un proceso electoral favorable para López Hernández.
 

Sin embargo, tras la detención, Bermúdez habría asumido el control de las actividades ilícitas de “El Pelón”, lo que desató las amenazas en su contra.
 

Dos años después, el 14 de febrero de 2021, en el municipio de Macuspana, apareció otra manta atribuida a “La Barredora”, que proclamaba: “Macuspana tiene dueño. Venimos por los chapulines que no se quieren alinear. El pueblo es de nosotros. También venimos por los comandantes de la municipal, de la fiscalía que se oponen a nuestras operaciones, incluso por los de la Guardia. Ni el gobierno nos podrá parar. Atte: La Barredora 4/7, Comandante H y Gabriel”.
 

Este mensaje, firmado presuntamente por Bermúdez (alias “Comandante H”), se difundió ampliamente en medios locales, y difícilmente pudo haber pasado desapercibido para López Hernández, quien entonces presidía la Mesa de Seguridad estatal.
 

La manta apareció apenas cinco meses antes de que el exgobernador asumiera la Secretaría de Gobernación en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, en agosto de 2021.La información sobre estas mantas, publicada en medios locales de nota roja, debía ser abordada en las reuniones de la Mesa de Seguridad, donde se analizan los principales eventos delictivos del estado.
 

Resulta inverosímil que el entonces gobernador no estuviera al tanto de un hecho de tal magnitud, especialmente considerando que las acusaciones contra Bermúdez apuntaban a su liderazgo en “La Barredora”.
 

TAMBIÉN LA INTELIGENCIA MILITAR
 

Según informes de inteligencia militar y declaraciones de testigos protegidos que colaboran con la Fiscalía General de la República (FGR), Bermúdez habría “mapeado” Tabasco para distribuir el control de actividades ilícitas —como narcotráfico, extorsión, secuestro, robo de combustible, tráfico de migrantes, trata de personas y acopio de armas— entre sus principales operadores: Ulises Pinto (El Mamado), Daniel Hernández Montejo (“Prada”) y Gabriel (“Indeco”).
 

Estas actividades habrían sido coordinadas desde Tabasco, con Bermúdez como jefe de la policía estatal, en un contexto donde, según el mensaje de la manta, “ni el gobierno nos podrá parar”.
 

La frase atribuida al “Comandante H” refleja la impunidad que permitió a “La Barredora” operar sin restricciones significativas durante la gestión de López Hernández. Informes de inteligencia militar señalan que Bermúdez controlaba un corredor delictivo desde Veracruz hasta Guatemala, utilizando su posición como titular de seguridad estatal para facilitar estas operaciones.
 

Las acusaciones sugieren que eliminó a quienes se oponían a sus actividades o se negaban a colaborar con la organización criminal.
 

Ante este panorama, surgen preguntas ineludibles: ¿cómo pudo López Hernández desconocer o tolerar estas actividades durante su mandato?
 

Como gobernador, tenía la responsabilidad de supervisar las estrategias de seguridad y garantizar el Estado de derecho en Tabasco. Si las acusaciones contra Bermúdez son ciertas, la omisión o inacción del exgobernador podría interpretarse como una grave negligencia política y moral, que permitió el fortalecimiento de un grupo criminal liderado, presuntamente, por el responsable de la seguridad estatal.
 

La gestión de Adán Augusto López Hernández carga con el peso de estas acusaciones, que han alimentado la percepción de que Tabasco se convirtió en un narcoestado durante su administración.
 

Si bien la justicia determinará las responsabilidades legales, el impacto de estos señalamientos recae sobre su legado como gobernante y plantea interrogantes sobre la transparencia y eficacia de su gobierno en la lucha contra la delincuencia organizada.