• La Verdad del Sureste |
  • Martes 07 de Octubre de 2025

Los de abajo

Mensaje de la Presidenta a los corruptos:
 

“quien robe al pueblo enfrentará la justicia”

Publicado el:

Alejandro Hernández


El discurso de la presidenta Claudia Sheinbaum en el Zócalo de la Ciudad de México, corazón político del país, con motivo de su primer año de gobierno, fue un claro acto de continuidad con el legado de Andrés Manuel López Obrador.
 

En él, Sheinbaum no solo ratificó su lealtad inquebrantable a su antecesor. Dejó claro que, pese a las presiones de la oposición, "no se distanciará de López Obrador ni de la Cuarta
 

Transformación," sino que enfatizó que su compromiso es con el pueblo, no con los "poderosos".
 

Frases como "nosotros solo hacemos reverencia a uno solo, al pueblo de México" resonaron en un Zócalo repleto, donde miles de simpatizantes corearon su respaldo.
 

El mensaje presidencial sobre la corrupción fue dirigido a figuras controvertidas dentro de Morena. En ese sentido, la presidenta no se anduvo por las ramas, fue directa y contundente: "Quien roba o traiciona al pueblo enfrentará la justicia, porque el poder no es para enriquecerse, sino para servir con humildad".
 

Añadió que "la honestidad no es la excepción, es la regla" y que "cuando no hay corrupción, alcanza para más". Este tono austero y ético no es nuevo en su administración, pero cobra relevancia en el contexto actual, donde escándalos como el de Adán Augusto López Hernández, exsecretario de Gobernación y actual senador de Morena, han salpicado a ese partido.
 

El exgobernador ha sido cuestionado por una red millonaria que le habría inyectado hasta 79 millones de pesos no declarados en su patrimonio, detectados por el SAT, y por vínculos indirectos con casos de corrupción, como la captura de Hernán Bermúdez, su exjefe policiaco de Tabasco cercano a él, acusado de nexos con el crimen organizado y evasión fiscal.
 

Sheinbaum ha respondido a estos señalamientos con firmeza, pero sin personalizarlos directamente en el discurso del Zócalo. En septiembre, por ejemplo, al ser interrogada sobre el caso de López Hernández, dijo: "Que lo aclare el senador", y reiteró que "no vamos a cubrir a nadie", enfatizando la autonomía de la Fiscalía General de la República.
 

Aunque sus seguidores lo interpretaron como un espaldarazo. Nada más alejado de la realidad. Están creídos que su jefe político ya la libró y que saldrá, según ellos, fortalecido del lodazal donde está metido hasta el cuello.
 

VARIOS DESTINATARIOS, PERO…
 

El mensaje anticorrupción es un recordatorio general para todos los correligionarios, pero inevitablemente apunta a casos como el del Huachicol Fiscal y también de Adán Augusto, quien asistió al evento, pero fue relegado a filas posteriores, detrás de gobernadores y vallas, un detalle simbólico que no pasó desapercibido y que algunos interpretan como una señal de distancia o advertencia.
 

López Hernández ha cambiado versiones sobre el origen de esos recursos, inicialmente atribuidos a donaciones familiares, luego a asesorías y posteriormente a la venta de ganado, lo que ha alimentado las dudas y ha puesto en jaque su credibilidad dentro del partido.
 

Este discurso refuerza la narrativa de la 4T como un proyecto de humildad y servicio, pero también sirve como pulso interno: nadie está por encima de la ley, ni siquiera aliados cercanos a AMLO. Sin embargo, el caso de Adán Augusto se tiene que resolver pronto para no afectar ni generar más fricciones al interior de Morena de cara a las elecciones intermedias.
 

La presidenta Claudia Sheinbaum, con una aprobación superior al 70%, incluso por encima de la de AMLO en su primer año, ha decidido apostar por la transparencia para blindar su liderazgo, sin romper la unidad del movimiento.
 

Por eso su mensaje en el Zócalo parece un llamado a depurar Morena de figuras que se alejan de los principios de la 4T: "no mentir, no robar, no traicionar". Su énfasis en que "quien robe o traicione al pueblo enfrentará la justicia" apunta a una limpieza interna, para que casos como el de Hernán Bermúdez ni el de Adán Augusto no se repitan, mucho menos en tiempos electorales cada vez más cercanos.
 

Sin duda se debe mantener la unidad sin permitir que figuras controvertidas erosionen la credibilidad del movimiento de transformación. Al no cubrir a nadie y dejar que las autoridades actúen, envía una señal de que la honestidad es innegociable, aunque implique tensiones internas.